Quiero demostrar cómo los medios construyen realidad a partir de un hecho puntual: la Masacre de Carmen de Patagones. Los medios destacaron la música que Rafael (apodado Junior) escuchaba y su vestimenta, como detonantes de tal reacción. Dejando de lado otros factores más importantes, como que "un millón y medio de chicos viven en hogares donde hay armas", la mitad de ellas "cargadas en forma permanente". En el país hay "dos millones doscientas mil armas" registradas, pero unas "novecientas mil" están sin registrar, dato que denunció la Red Solidaria.
Infobae tituló: “El joven asesino era fanático de la música satánica". Y seguía con la descripción de Rafael: "Vestía de negro, estaba en un grupito aparte en el que hablaban en inglés, para que no los entiendan los demás", dijo Santiago, uno de los compañeros del autor de los asesinatos.
Otro chico, llamado Jonathan, dijo que Junior escribía "cruces al revés, como la señal del diablo".
En tanto, en el pupitre donde se sentaba Rafael se pudieron leer consignas como: "Lo más sensato que podemos hacer los humanos es suicidarnos"; "Si alguien encontró el sentido de la vida, por favor anótelo aquí"; "La mentira es la base de la felicidad del hombre". "Solamente se acercaba a veces para jugar a la pelota o al truco, pero siempre andaba apartado con Dante (otro de los compañeros) y escribían frases en inglés", indicó Jonathan.
Por otro lado, otros testimonios aseguran que el chico acostumbraba vestir de negro y escuchaba música que algunos denominan como “rock pesado satánico”, al estilo de la que interpreta Marilyn Manson. También se supo que en su pupitre se encontraron inscripciones alusivas al diablo.
Si de mediático y “gótico” se trata, hay un nombre que establece el vínculo perfecto entre ambas ideas: Marilyn Manson. Excéntrico y controvertido, este músico norteamericano representa las más crudas pesadillas de una sociedad que, al menos desde lo teórico, busca instituir la moral como principio de toda acción humana. Así, la soltura con que el cantante se refiere en sus letras a temas delicados como la droga, la violencia y la sexualidad lo convierten, junto a los video juegos y la televisión, en uno de los “culpables” del notable aumento de episodios de violencia registrados en nuestros días.
Y no es para menos: en un mundo que construye sus ideas a partir de las apariencias, la imagen extravagante y, por momentos, macabra de Manson–que, para colmo de males, se apodó a sí mismo de esa forma en honor a la actriz Marilyn Monroe y al asesino Charles Manson- lo convierte en un “chivo expiatorio” por excelencia.
De hecho, gran parte de la sociedad lo acusó de incentivar, a través de las letras de sus canciones, eventos realmente trágicos protagonizados por adolescentes, tales como la Masacre de Columbine, sucedida en Estados Unidos en 1999, y la Masacre de Carmen de Patagones, ocurrida en 2004 en nuestro país.
Se observa en el artículo, entonces, una combinación de elementos perfectamente concordantes para dar una explicación simple al asunto: el asesino era tímido–antisocial-, se vestía de negro–gótico o dark-, escuchaba música violenta-¿cómo no iba a escuchar Marilyn Manson si se vestía de negro?- y era satánico.
Con frecuencia culpar a la música de “El Reverendo” (como es nombrado Manson por sus seguidores) sustituyó una reflexión posterior por parte de la sociedad en la que deberían haberse considerado distintas características de la vida de Junior. Así, pocos fueron los que se atrevieron a invertir el asunto y considerarlo desde el punto de vista del homicida: ¿Hasta qué punto la crueldad de sus compañeros que constantemente se mofaban de él no lo arrastró a cometer el crimen?, ¿de qué forma el alto nivel de autoritarismo al que estaba sometido en su propio hogar no cultivó su resentimiento y su soledad?, ¿a partir de donde debe dejarse de mirar al “retraído” como exponente de una anormalidad y empezar a observar al grupo que lo rodea?... La violencia no es buena pero el silencio y la indiferencia tampoco.
La tendencia social a definir la “normalidad” a partir de las mayorías, y a señalar con el dedo a quienes no encajan dentro de las mismas, es culpable por este tipo de eventos. Y lo es mucho más que Marilyn Manson: un ser mediático que, más allá de haber tenido una infancia y adolescencia difíciles, no es más que un personaje carismático que sabe cómo impactar en una sociedad “pacata”, llena de tabúes y prejuicios.
Espero no haberme ido mucho de tema. Es posible, pero considero que es claro cómo a partir de lo expuesto por los medios (no solo el que menciono sino otros como la televisión-con informes parecidos-o peores que éste), la sociedad aprovechó para desligarse del problema, encontrando como únicos culpables a la música que le gustaba y a su forma de vestir. Y así seguir con total normalidad sus apacibles vidas.
Debemos recordar que los asesinos del gobierno militar argentino no escuchaban música metálica o “rock pesado satánico”, que los monstruos del Ku Klux Klan vestían de blanco, que muchísimos “buenos” sacerdotes visten de negro, que las tropas que Hitler lideraba no jugaban a los juegos electrónicos.
*Texto que presenté en Expresión Oral y Escrita
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