Pequeña reseña biográfica sobre el oscuro personaje Rudy Ulloa Igor, protegido del Presidente Néstor Carlos Kirchner y cuyas actividades de patota han caracterizado a la peor faceta del primer mandatario en su provincia natal. El fenómeno de los protegidos y los amigos políticos, bajo la lupa del autor Tomás Vidal.
Rudy Fernando Ulloa Igor nació el 1º de abril de 1960, en el pueblo chileno de Puerto Natales, un caserío de pescadores con viviendas de chapa pintadas de colores primarios. Puerto Natales era un pueblo pequeño, colonizado por chilotes acostumbrados a los vientos marinos y al frío.
Se denomina "chilotes" a los chilenos nacidos en la isla de Chiloé, quienes emigraron a la Argentina para trabajar en las estancias que crían ovinos o en la mina de carbón de Río Turbio, localidad argentina que se encuentra a 46 km de Natales.
Resultó casi una tradición, en aquellos años cuando la Argentina aún ofrecía una economía más potente que la de Chile, que en Santa Cruz se pagaran remuneraciones más atractivas que en Punta Arenas y su zona de influencia. Entonces, la familia de Rudy decidió mudarse a Río Gallegos a buscar mejorar su suerte. En Río Gallegos ya existía un importante asentamiento de chilenos. De acuerdo a los últimos censos, el 40% de la población de Río Gallegos es chilena, o tiene ascendencia directa chilena.
Omnia Igor, mamá del niño Rudy, su hermano Paloma, y su padrastro José Heriberto Sánchez, se instalaron en Barrio El Carmen, en la periferia de la capital santacruceña, donde se concentraban los inmigrantes, en casas de chapa. Desde siempre por ahí, junto a la Avenida Parque Industrial, quedan las casas de tolerancia que hicieron trascender a El Carmen antes que a Rudy.
En el barrio
Barrio El Carmen se desarrollaba una tímida industria de bloques de hormigón y ladrillos, alguna metalúrgica y un establecimiento de YPF Sociedad del Estado.
Ya por entonces Rudy sufría de cojera y estaba claro que sería esmirriado, con el cabello oscuro muy ensortijado. Rudy asistió a la escuela AGE fundada por Sofía Vicic de Cepernic, en la calle Jofre de Loaiza al 200. Allí aprendió lo que se enseña en una humilde escuela pública patagónica.
Una infancia mechada con partidos de chueca, alguna changa como canillita para el diario La Opinión Austral, ya que el dinero no alcanzaba en el hogar, y las aventuras en toscos trineos deslizados en invierno por las lagunas heladas.
En la adolescencia adquirió el hábito de beber ginebra, aunque con el paso del tiempo, cuando su suerte financiera mejoró, descubrió el whisky Criadores, sin soda y sin hielo.
A los 17 años, Rudy era Rudy: joven inmigrante chileno, sin fortuna personal alguna, de 1,65 m. de estatura, algo rengo al caminar, con alguna facilidad para entrar en sobrepeso, sin otros argumentos para triunfar en la vida que una inteligencia práctica, y una audacia sin límites.
Rudy Fernando Ulloa Igor Hoy
El descubrimiento
A fines de los 70, Rudy alcanzó su mayoría de edad y debía afrontar el futuro. Por entonces conoció a un joven abogado tan alto como flaco, harto reservado, y que también cargaba con una dificultad en su físico. En su caso, era bizco. El abogado era 10 años mayor que él y buscaba cómo abrirse paso en Río Gallegos. Le decían Lupín o Lupo, pero su nombre era Néstor Carlos Kirchner, y tenía un estudio jurídico con Domingo Ortiz de Zárate.
A fines de 1976, concluidos sus estudios de Abogacía en la Universidad Nacional de La Plata, Kirchner ya estaba de regreso en Río Gallegos, dispuesto a ganar más dinero que el que le ingresaba por una función que nunca cumplió en el Ministerio de Asuntos Sociales santacruceño, con el que no podría mantener el hogar que planificaba junto a Cristina Elizabet Fernández.
Su padre, Néstor, un funcionario de Correos era respetado y logró borrar el peso negativo para el apellido Kirchner que suponía la memoria de Carlos, el patriarca, un inmigrante eslavo que instaló un almacén de ramos generales y logró diversificar sus negocios. Algunos dicen que fue el primer usurero de la estirpe, antes que Néstor Carlos, quien instaló su estudio jurídico en la calle 25 de Mayo 264.
Rudy fue el cadete del bufete, y se ganó la confianza de su jefe. Así nació una sociedad trascendente para la historia política santacruceña. Estaba escrito en cualquier manual de relaciones humanas que Cristina, siempre ampulosa, aspirante a reina de belleza y universitaria, no congeniaría con el joven inmigrante de familia humilde, modales toscos, lenguaje básico y educación elemental.
Pero hay que reconocerle mérito a Rudy para, a fuerza de lealtad, convertirse en irreemplazable para Kirchner. Quienes frecuentan al Presidente afirman que desde hace mucho él lo considera como a otro integrante del grupo familiar. Para ellos, Rudy es una suerte de "ahijado" de Kirchner, o un hermano menor.
Sin duda, fue él quien escuchó las confidencias de Kirchner cuando quería iniciarse en la política. A fines de 1981 ya era evidente que el Proceso de Reorganización Nacional carecía de proyecto político, y había que tomar las previsiones del caso.
El abogado Kirchner decidió retomar sus raíces justicialistas, que todos ubican en la ciudad de La Plata, al amparo de una de las vertientes de la Juventud Universitaria para Liberación Nacional, o sea la Juventud Peronista.
Kirchner comenzó a reunirse con Ramón Salazar, José Ángel de Dios, Daniel Varizat, su hermana Alicia y su hoy ex marido Armando Mercado, alias Bombón. Se autodenominaron Ateneo Juan Domingo Perón, y Rudy fue encargado de encontrar un local para alquilar cuando se decidió abrir una unidad básica.
Rudy alquiló en el barrio que conocía: El Carmen. El 18 de abril de 1982 inauguraron la unidad básica "Los Muchachos Peronistas". Aún funciona y su presidente, como el de todas las unidades básicas que organiza Rudy, es Carlos Zannini. De "Los Muchachos Peronistas" emergieron Carlos Sancho, Pablo Noguera, Héctor Fernando Aburto y Juan Carlos Villafañe, entre otros "notables".
El PJ santacruceño planificaba una normalización que ocurrió el 3 de julio de 1983. Kirchner compitió con la lista Blanca, y entre tres competidores, salieron terceros... Pero Rudy ya había ascendido en la escala social santacruceña: ya era más que cadete. Y estaba en la política.
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