27.6.08

Qué pasa con la imagen presidencial

Para los especialistas resulta previsible que los apoyos y rechazos cambien en el marco del lockout. El debate está en si los cambios son permanentes o apenas coyunturales.

La mayoría de los encuestadores afirma que el conflicto del campo está en el centro de la evolución, más positiva o más negativa, de la imagen y los apoyos presidenciales. Para algunos, son idas y vueltas coyunturales y lo fundamental es que, en relación con la oposición, la Presidenta no ha perdido apoyos. Para otros, en cambio, la imagen presidencial es de máxima importancia y no se recuperará si no se supera el conflicto del campo, se afronta el tema de la inflación y lo que consideran una ambigüedad en el manejo del gobierno entre Néstor y Cristina Kirchner. Página 12 dialogó con consultores de distinto signo. Algunos trabajan para el Gobierno, otros para la Sociedad Rural y están los que no asesoran a ninguna de las partes.
Enrique Zuleta Puceiro: –Hoy en la evaluación de los presidentes, en el mundo, se miden tres dimensiones. La imagen, que tienen relación con los estilos, y es muy oscilante. Preocupa poco a los presidentes que son confrontativos y que, por otra parte, les caen mal a las sociedades que, siempre, siempre, aprecian más los consensos. Los otros dos aspectos de evaluación de presidentes son más importantes. Uno, los apoyos, y dos, la evaluación del desempeño. La gente en verdad quiere resultados y ahí está la cuestión y muchos presidentes dicen que sacrifican los buenos modales, eligen el modelo de confrontación todo-o-nada para imponer su gestión. En ese aspecto se enfrentan con sectores que son de veto: los sindicatos, los periodistas, piqueteros de cualquier corriente ideológica, empresarios y hay un largo etcétera. Entonces el centro de la mirada es la apuesta a las relaciones de fuerza. La imagen no le importa a Putin, Sarkozy, Bush, Chávez, Uribe. Está clarísimo que los Kirchner prefieren la confrontación. Piensan que, a la larga, eso revela coraje, independencia de criterio y que, por ejemplo, si al final logran derrotar la protesta, el saldo será bueno, no importa la imagen. Si uno pregunta, hoy mismo, al encuestado si apoya o no apoya a la Presidenta, el 60 por ciento dice que sí apoya. Eso es mucho por default, ya que el ciudadano común piensa que no hay liderazgo del otro lado.
-Rosendo Fraga: –En primer lugar, el problema central de la imagen presidencial es el ejercicio del poder real por parte de Néstor y el formal por parte de Cristina. En segundo lugar, el desgaste de declaraciones y discursos casi diarios que dejan a la Presidenta sin fusibles en la crisis política. En tercer lugar, un estilo que claramente genera irritación en los sectores medios. Todo esto hace que en los primeros seis meses y en particular en los últimos tres la figura presidencial se haya visto afectada. Claramente la imagen de Cristina ha descendido. El interrogante actual es si estamos frente a la cuarta tregua del conflicto del campo o al inicio de la solución de ese conflicto. Mi opinión es que cuanto más dure el conflicto, mayor es el peligro de un desgaste igual o aun mayor de la presidenta. Cuanto menos dure el conflicto, mayores son las chances de Cristina de recuperar los niveles de imagen. Para mí todavía no está claro si el conflicto con el campo se está empezando a solucionar.
-Felipe Noguera: –Hoy, para gobernar, cualquier gobierno necesita el apoyo de la opinión pública. Es el famoso tema de la campaña permanente, de lograr adhesiones todo el tiempo. Si un gobierno tiene el 50 por ciento o más, la opinión pública la tiene a favor y le está diciendo que está en el rumbo correcto. Si están por debajo del 30, los gobiernos deben pensar si tienen que cambiar algún aspecto de su gestión. Hoy se publican encuestas muy contradictorias y cada uno debe decidir en cuál confía, pero a mí me parece que, hoy en día, todos los gobiernos del mundo miran las encuestas. En la balanza hay dos elementos: el manejo del capital político y una serie de convicciones. Si sigo con mis convicciones porque creo que la opinión pública ya se va a dar cuenta de los resultados, se corre el riesgo de la gobernabilidad, básicamente si pasa mucho tiempo sin que se obtengan resultados. De manera que el Gobierno deberá mirar en qué encuestas confía, si en las que le dan números bajos o las que le dan números altos, y de allí sacará sus conclusiones.
-Artemio López: –En primer lugar, yo sostengo que la imagen de Cristina está en el doble de la imagen que algunos medios difunden sobre la base de encuestas en teléfonos fijos que en realidad son un sondeo de la clase media. Es lo mismo que si uno encuesta en La Matanza, nada más: va a dar muy a favor de la Presidenta. No obstante, en el momento álgido del conflicto, la imagen presidencial se vio afectada. A partir de que tomó la iniciativa de enviar al congreso la cuestión de las retenciones, se está recuperando. Lo que hay que dejar en claro es que la oposición no logró crecer en absoluto. La fortaleza relativa de Cristina sigue igual que antes porque la oposición no logra de-sarrollarse en términos de imagen ni electorales. Nadie se pudo apropiar del desgaste.
-Analía Del Franco: –La imagen siempre es más sensible a las cuestiones de coyuntura, positivas o negativas. Por el otro lado hay una cuestión más estructural, que está referida a los sostenes que tienen los gobiernos. Hay un 70 por ciento que, más allá de las idas y vueltas, apoya a Cristina. En términos de imagen, es obvio que el conflicto afectó a la Presidenta. No es irreversible, es una situación de coyuntura. Una vez encauzado el conflicto, las chances son de reconstituir buenos niveles de imagen. Por momentos, la gente se enoja mucho, algo que vimos hace una semana. Después del martes, del discurso en el que se envió la cuestión de las retenciones al Congreso, duplicó las opiniones positivas. Ese es otro dato que demuestra que realmente se pueden reconstruir las imágenes. El ciudadano no está encapsulado.
-Manuel Mora y Araujo: –Se ha producido una caída de la aceptación de la Presidenta en la sociedad. No es menor. Tiene varias causas. Todo el discurso respecto de la cuestión del campo a la sociedad no resulta creíble. Es un conflicto grande, con un sector que despertó simpatía. A esto se agrega, como una cuestión más de fondo, la inflación. Tampoco en este aspecto lo que dice el Gobierno no es creíble. Y el factor adicional es que no está claro si gobierna Néstor o Cristina. Eso da la sensación de un poder diluido. Esa es la explicación de lo que pasa. Lo del campo está por verse si se resuelve y lo de la inflación, seguramente requiere de medidas que hasta ahora no se tomaron. Por último, la dilución del poder es también una cuestión que no se sabe si se va a resolver. La realidad es que a la gente le gustaba más el Kirchner que estaba por encima de las estructuras partidarias.